lunes, 10 de septiembre de 2012

La Iniciación

La Iniciación de Los Caballeros Templarios




Para cada uno de ellos la disciplina es una devoción y la obediencia una forma de respetar a sus superiores, porque estos caballeros mantienen fielmente una existencia compartida, sencilla y alegre, sin esposa ni hijos.



La vida religiosa de un templario se abría con la ceremonia de La Iniciación, en uno de los Conventos del Temple,el aspirante, ataviado con una túnica blanca, el cabello al descubierto y desarmado. Altas horas de la noche, los aspirantes son conducidos a la pequeña antecámara contigua a la Capilla del Convento. El Maestre provincial preside la ceremonia, numerosos Templarios la contemplan. Dos Caballeros se dirigen a los aspirantes:


“¿Buscáis la compañía de la Orden del Temple y deseáis participar en sus obras espirituales y temporales?”


Responde afirmativamente los aspirantes


“Buscáis lo que es grande pero no conocéis los duros preceptos que se observan en la Orden. Nos veis con hermosos hábitos, con hermosas monturas, perfectamente equipados, pero no podéis conocer la vida austera de la Orden, porque si deseáis vivir a este lado del mar, seréis llevados a ultramar y recíprocamente; si deseáis dormir tendréis que levantaros y caminar hambrientos si habéis deseado comer. ¿Aguantaréis todo esto por el honor de Dios y la salvación de vuestras alma?”



Responde nuevamente de forma afirmativa los aspirantes



“Queremos saber si creéis en la fe católica, si estáis de acuerdo con la Iglesia de Roma, si os habéis comprometido con otra Orden o estáis vinculados en matrimonio. ¿Sois Caballero nacido de matrimonio legítimo? ¿Estáis excomulgados por vuestra falta o por otra razón? ¿Habéis prometido algo o hecho algún regalo a un hermano de la Orden para ser recibido? ¿No estáis afectado por algún enfermedad oculta que pueda imposibilitar vuestro servicio en la casa o vuestra participación en el combate? ¿No estáis cargado de deuda?”



Cada aspirante responde, cree en la fe católica, es libre, noble, nacido de matrimonio legítimo y no sufre ninguno de los impedimentos indicados


Y así cada templario se iniciaba a su aventura como miembro honorario.


Los dos Caballeros y el Maestre provincial se retiran, dejando los aspirantes y demás Templarios rezando en la 
capilla.

Al cabo de un rato los dos Caballeros regresan, preguntan a los aspirantes si persisten en su demanda y se retiran por segunda vez para informar al Maestre de la voluntad claramente manifestada.

Los aspirantes son conducidos ante el Maestre, can la cabeza descubierta. Arrodillados hacen la siguiente petición: “Señor, hemos venido ante vos y ante los hermanos que están con vos para solicitar  la compañía de la Orden”

Los aspirantes juran ante cierto libro todas las respuestas anteriores y el Maestre continúa:
“Debéis jurar y prometer a Dios y a la Virgen que obedeceréis siempre al Maestre del Temple, que guardaréis la castidad, los buenos usos y las buenas costumbres de la Orden, que viviréis sin propiedad. Qué sólo guardaréis lo que os sea dado por vuestro superior, que haréis todo lo que podáis para conservar el Reino de Jerusalén y para conquistar lo que todavía no ha sido obtenido, que jamás iréis por vuestra voluntad a los lugares donde se mata, saquea o deshereda a los cristianos injustamente, y que si se os confían bienes de la Temple juráis que los guardaréis bien. Y no abandonaréis la Orden, para mejor o peor, sin el consentimiento de vuestros superiores"

Los aspirantes juran...
“Os recibimos, a vosotros, a vuestro padre y a vuestra madre y a dos o tres de vuestros 
amigos que deseen participar en la obra espiritual de la Orden, del principio al fin”

El Maestre les reviste con un manto blanco y les bendice, mientras el hermano capellán canta el Ecce quam bonum. Todos juntos rezan el Espíritu Santo. Al instante, el Maestre les levanta con sus manos, uno a uno,  mientras les besa en la boca e indica a los hermanos templarios presentes que hagan lo mismo.

Una vez sentados, el Maestre les detalla a los nuevos hermanos el código disciplinario de la Orden. Recuerda que deben de vivir en castidad y que les está prohibido el trato con mujeres.

Y concluye: “Marchad, Dios os protegerá”


"Los Templarios | Espadas Y Dragones." Espadas Y Dragones. N.p., 27 July 2007. Web. 18 Sept. 2012. <http://www.espadasydragones.es/category/los-templarios/>.


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